2007/02/21

Erre que te quiero erre

Nací sin sonoridad en la erre.
"El pego de San Goque no tiene gabo porque Gamón Gamírez se lo ha gobado"
"tes tistes tigues tagaban tigo en un tigal"
repetía incesantemente con ganas de encontrarla y, a parte de la carcajada que provocaba en los que me escuchaban, poco más sonido hallaba.

Indagué en mis antepasados. Tal vez descendía de Fanceses o de Guiegos o quizás eran vascos, de Ipagalde(*). Quién sabe, nunca conseguí llegar más allá de mis bisabuelos y éstos, me aseguraron mis familiares, reían sonoramente, aquí y allá, a carcajada limpia.

En las primera comunión fui apartado del selecto grupo de personas que tenían el privilegio de la oratoria desde un púlpito.
El clero rebuscó entre los textos de la, por aquel entonces, santa biblia y eligió el más plagadito de erres ("muy bien, muy bien lo has hecho. El siguiente por favor").
El atril esperaba a otra persona, una que ronronease adecuadamente.

Ensayé delante del espejo, la posición de la boca, de los labios y de la lengua.
Busqué y rebusqué en los libros la técnica de la fonación e incluso me hice con un guenault, el 18. Igual a fuerza de airear a los mil vientos la marca de coche la sonoridad iba llegando. Nada más lejos de la realidad, siempre fue mi guenault. Hasta que un día de otoño un hábil conductor le embistió por detrás, justo justo donde la R asomaba y pasó a convertirse en un amasijo de hierros en uno de los muchos cementerios de guenaules, lan goveres y demás habitáculos de 4 güedas

Comencé a trabajar en una oficina de atención al público, y el público sonreía cuando la erre hacía acto de presencia y los compañeros ahogaban su sonrisa con las manos y se desternillaban cuando tanto yo como otra de las compañeras, cuya sonoridad era igual que la mía, atendíamos al unísono. Era el sumum en el mundo de las vibraciones linguales múltiples en la zona alveolar, decían.

Con el tiempo, cansado de buscar, decidí poner punto final. Me reiría de las erres y de las egues y la vigésimo primera letra del alfabeto español, de mi alfabeto español, tendría una sonoridad distinta, la mía.

Ahora cada vez que escucho a Poncio Pilatos no puedo parar de reírme.

Iparralde(*) País Vasco Norte

Non, Je Ne Regrett...

6 comentarios:

Esther dijo...

Lástima no poder ver el vídeo.

Me he reído, no, mejor aún, he sonreído, porque es distinto reír que sonreír, la sonrisa lleva una buena dosis de ternura. Una sonrisa pa'ti.

rhino dijo...

¿Porqué no has podido verlo?, ¿está mal el link?

Esther dijo...

no, es un problema de mi pc. Es que es el del trabajo, y bueno, aquí hay ciertas limitaciones. Snif.

Gorka dijo...

Hola Oskitar
Tus compañeros nos reíamos contigo, je, je, nunca de tí. En fin, estoy deseando oír esa "ege que ege"

rhino dijo...

La experiencia es única, ya lo sabes. Así que........sólo tenéis que visitarme en el ciberespacio, el geal o el ficticio jijiji

Besos

Anónimo dijo...

lo hagué encantado!!!

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