2007/01/29

Cuatro meses para ti

En Enero brotaron las letras del manantial del abecedario.

La primera la Z, remolona. Escondiendo su cabeza y flexionando sus rodillas consigue atisbar una salida y Zigzaguea hacia ella. La luz le deslumbra.

Un sonoro rodar sobre el pavimento deforme, con su trazo continuo, sin final, sin principio, nos avisa de la presencia de la O. Llena de aire, de vida, dispuesta a todo, incluso a arrOllar a quién se ponga en medio.

Con la cabeza en su sitio y las piernas en continuo movimiento un Ronroneo recuerda que la R Rugirá en breve por salir y no Retrocederá. Revuelo entre la gente, y murmullo que empieza a convertirse en aclamación ante la aparición de una de las más deseadas, la Reina del manantial.

Con elegancia y cierto punto de Inocencia sube a la superficie la I, erguida, tiesa. Sabe de su presencia Imprescindible. Asume su responsabilidad.
Se Inicia la cuenta atrás, le queda un trabajo Intenso que no le hará quedarse Impasible ante nadie, ante nada.

Una dulce Nana proveniente del bosque consigue mecerla y depositarla en el lecho blanco. EL silbido del viento y el crujir de las ramas forman una melodía desconocida pero placentera para La N. Nadie duda de su fuerza Ni cuestiona su corpulencia pero ahí tendida, acurrucada, más bien parece frágil, débil.

La primera por su temple a la hora de manejar las situaciones, Atenta A todo. La cabecilla en el manantial del abecedario, la A. Con los pies siempre en el suelo y su saber estar ha llegado a ganarse la Antipatía de algunos, pero también la Admiración de muchos otros.

Desperezándose, estirando sus brazos y sus piernas queriendo llegar más y mas lejos la K. El sueño ha sido largo pero quedan aún muchos Kilómetros por recorrer que desentumecerán las piernas. Le esperan bocas que la lanzarán para ser recogida por quién quiera escuchar.

Un manto blanco arropa la tierra. La niebla espesa protege de las miradas indiscretas y deja atisbar la silueta de los chopos que, rectos introduciéndose en ella, se desdibujan cuando llegan a lo más alto, hasta donde no alcanza la vista.
Y ellas ateridas de frío, frotándose unas con otras, suben, bajan, chocan entre si, retroceden , se borran, aparecen y se ordenan.
Solo la simple idea de la unión les trasmite el calor y la fuerza necesaria para poder al fin formar la palabra que desean, la palabra que surge de ellas mismas, ese 7 de mayo.

ZORIONAK (*)

P.D: siete días para nosotros

(*) Felicidades

1 comentario:

Esther dijo...

Preciosa comunión de letras...

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